He vuelto a pisar el verde césped, mi templo personal, para reencontrarme con la pasión que me corre por las venas: el fútbol.
En el instante en que mi pierna derecha impacta con el balón, una descarga de emociones recorre mi cuerpo. Cada golpe, ya sea preciso y medido o potente y visceral, se convierte en una catarsis, una expresión de mi ser más profundo.
La música que he seleccionado cuidadosamente actúa como banda sonora perfecta para este baile entre mi cuerpo y el esférico. Sus notas me impulsan, me motivan, me elevan a un estado sublime donde solo existe el presente, la pelota y yo.
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