Eso no fue lo que dolió
"¿Qué ocurre en el interior de un niño que ha de constatar todo el tiempo cómo esa misma madre que le habla de amor, le prepara cuidadosamente la comida y le canta hermosas canciones, se convierte de pronto en estatua de sal y observa, inmóvil, cómo su hijo es brutalmente golpeado por el padre? ¿Cómo se sentirá ese niño tras esperar vanamente ser ayudado y rescatado por ella? ¿Cómo se sentirá esperando en vano, en medio de sus sufrimientos, que ella se decida finalmente a utilizar su poder, enorme ante esos ojos infantiles? Pero la ansiada salvación no se produce. La madre observa cómo su hijo es humillado, ridiculizado y torturado sin salir en su defensa ni hacer nada por salvarlo; su silencio la solidariza con el perseguidor, en cuyas manos abandona al niño. ¿Puede esperarse que el hijo entienda esto? Y ¿cabe admirarse si su amargura, aunque reprimida en el inconsciente, se dirige también contra la madre? Este niño quizá llegue a querer muchísimo a su madre en el plano consciente; pero más tarde, en sus relaciones con otras personas, tendrá continuamente la sensación de haber sido abandonado, sacrificado y traicionado" - Alice Miller